IV ¿QUÉ SUCEDE ACTUALMENTE?
COMO TROZOS DE PAPEL
El amor tiene alas para volar lejos del amor y de regreso a él.
E.A. Robinson
Consultando a “Sofi”, una jovencita a punto de comprometerse, en su primera cita conmigo, ella consideraba la conflictiva que tenía recurrentemente con su novio. Estaba un tanto desesperada. Por un momento me sorprendí al escucharla decir:
-Si no la hacemos, nos divorciamos. Al fin y al cabo, es lo más normal divorciarse.
Esta respuesta me estaba indicando que era más fácil para ella evadir y escapar que encontrar formas de armonizar la relación, lo cual inmediatamente trajo a mi mente la agonía y la desesperación de sus padres, quienes sufrían el dolor de una separación. La mamá insistía en el divorcio. Quería tener más “libertad”; y el marido se entercaba en no darle esta libertad, sabiendo que éste era el mayor castigo que le podía dar, porque “ella no supo ser una buena esposa”.
Él había tenido relaciones con otras mujeres, de quienes al menos recibía la sexualidad que su mujer no le daba; y ella lo resentía acerbamente porque ella, aún habiendo tenido oportunidades muy tentadoras, respetaba el “compromiso” que todavía tenía con su esposo. De aquí se desencadenaba una serie interminable de otras quejas, críticas y agresiones. Marido y mujer estaban amarrados y anudados en la amargura y en el coraje que se tenían; y junto con ellos estaban arrasando con el resto de su familia: hijos, padres, suegros, amigos, etc.
Al vivir esto con sus padres, Sofi creía que la solución a los conflictos de pareja era no comprometerse emocionalmente. Contrastando lo que ella decía, vino a mi mente una conversación que recientemente había tenido con mi amiga Kathy, a quien yo había conocido en la universidad cuando estudiábamos en los Estados Unidos.
Kathy me platicaba acerca de una relación mal terminada del pasado que ahora resolvía. Esto me sorprendió porque, hasta donde yo sabía, pronto se iba a casar en segundas nupcias con John, por lo cual le pregunté con cuál de los dos andaba; y su respuesta fue: “Las relaciones son sagradas, Gildy. John mismo fue el que me animó a atar los cabos sueltos de aquella otra relación, para responder al compromiso que tenía yo con ambos.”
-¿Compromiso con ambos?- le pregunté.
– Gildy, haya o no papeles legales entre dos personas, el verdadero compromiso entre dos seres es EL COMPROMISO DEL ENTENDIMIENTO MUTUO; y esto solamente se puede lograr con honestidad, con una comunicación clara. NO PORQUE HAYA TERMINADO UNA RELACIÓN, ÉSTA YA SE ACABÓ. LOS LAZOS SON ETERNOS.
Esto era congruente con la imagen que yo tenía de Kathy, quien, hasta donde la conozco, siempre ha tratado de limpiar cualquier malentendido, y llegar a una comprensión mutua, ya sea con su pareja, con amistades, en relaciones comerciales, con sus padres y hermanos, etc. Kathy y John estaban teniendo una relación íntegra y honesta. No creían en relaciones múltiples y NO DESEABAN DESVIRTUAR SU INTIMIDAD POR LA ATADURA Y EL DOLOR DE LAZOS SUCIOS Y ENREDADOS DEL PASADO QUE PODRÍAN ENSUCIAR SU RELACIÓN PRESENTE. -Si no existe este compromiso ético, Gildie, no se puede llegar al perdón y a sentir la pureza del verdadero amor.
Le platiqué a Sofi la experiencia de Kathy; y mi joven paciente tuvo una idea más clara de que el compromiso con su novio ya existía, aún antes de firmar papeles, que el no comprometerse emocionalmente no era el camino a la felicidad, que romper un compromiso o un matrimonio no te da necesariamente la libertad, que la verdadera libertad no es de papeles, sino interna, que no se puede gozar de una verdadera libertad cuando nuestra mente está enmarañada con situaciones no resueltas, que es necesario destituir nuestras dudas, temores, resentimientos o culpabilidades que puedan ensuciar cualquier relación, que cuando el lazo con una persona es un lazo dorado de comprensión es cuando se encuentran los máximos niveles tanto de amor como de libertad.
Aprender esto es una de las lecciones más importantes que venimos a aprender en estos tiempos de RELACIONES QUE SE TERMINAN TAN FÁCILMENTE COMO TIRAMOS A LA BASURA TROZOS DE PAPEL INSERVIBLES. ¡Las relaciones son eternas! ¡Son sagradas!
Cuando nos separamos de alguien no significa que estamos libres de esa persona. No significa que la relación ha terminado.. La separación es solamente otro capítulo en la relación. Los lazos con una persona, tanto de amor, como de resentimiento, odio y coraje, son lazos magnéticos muy poderosos; y en algún determinado lugar, en algún otro tiempo, esta carga magnética será un poderoso imán que generará un dèjá vu donde nos sentiremos irresistiblemente atraídos a la otra persona, ya sea por la carga positiva de amor, o la carga negativa de la conflictiva no resuelta entre ambos. No alcanzaremos el capítulo final en el libro cósmico de la vida, hasta que sintamos muy dentro el lazo dorado de la pureza del amor. Como Chispas Divinas, ¡ésta ES la lección suprema!
De esta manera el punto de vista de Sofi cambió en su primera sesión. Se dio cuenta que nada ganaba al temer involucrarse emocionalmente con su novio. Supo que de hecho, esto estaba causando cada vez más distancia entre ambos. Se dio cuenta que de seguir con esta actitud, no solamente se rompería el lazo con su novio, sino también cualquier relación posterior que ella tuviera con otro hombre, y que su falta de compromiso la estaba conduciendo a la soledad emocional, ya sea que alcanzara o no llegar al matrimonio. Ahora su preferencia era enfocarse en mantener con su novio el lazo dorado de la comprensión y el entendimiento. Para ella resultó claro que esto es lo que le daría la libertad, la paz y la pureza del amor que tanto deseaba tener en tu vida.¿Cómo poder lograr esto? Las siguientes sesiones nos enfocamos en esto, que es precisamente la esencia de este libro.
ENTRE EL HIELO Y LA SOLEDAD
“No temas al amor. El amor por sí solo cura toda la tristeza.”
Un Curso de Milagros
A veces no aprendemos las lecciones que la vida nos quiere dar hasta que tocamos el fondo y experimentamos una crisis. Sólo así nos damos cuenta que nos hemos empeñado en enfocar insistentemente las situaciones de una manera que nos ha conducido por caminos dolorosos, lejanos de la armonía y de la verdad. Veamos el caso de Alex, que al comenzar su terapia se describía a sí mismo como un hombre serio, como un hombre de familia, pero a sus 51 años se sentía desolado poco después de su tercer divorcio. Decía así:
“Tengo muy mala suerte, aunque todos digan que tengo muy buena suerte porque aparentemente tengo una vida envidiable llena de romance y pasión. A pesar de mis divorcios me buscan las mujeres, pero no saben la terrible soledad en la que me encuentro. Aparento ser alegre, pero no saben que MI ÚNICO ESCAPE A LA SOLEDAD SON LOS ROMANCES PASAJEROS. Al menos de esta manera encuentro un desahogo sexual, pero es injusto para ellas lo que estoy haciendo. No deseo ilusionarlas y luego lastimarlas, porque yo ya no me ilusiono con ellas… pero, ahora que lo pienso, creo que ellas ya tampoco se ilusionan para no decepcionarse. Creo que ellas también se protegen para no ser lastimadas.”
Alex estaba describiendo precisamente lo que ahora se ha denominado SOLEDAD COMPARTIDA. Él tenía buenos amigos cercanos, pero ellos no disolvían el hielo de soledad dentro del cual estaba sumergido.¡Cómo deseaba ser la persona alegre que aparentaba ser! Alex sabía que algo andaba mal en él, pero llevaba años reprimiendo sus sentimientos. Trataba de olvidar, de aparentar que todo estaba bien. Tratando de vivir bien y disfrutar, reprimía sus verdaderos sentimientos, pero ya no podía. Algo dentro de sí se lo impedía. Realmente se sentía infeliz.
Se necesita mucho valor para enfrentar una crisis. Actualmente los “expertos en salud mental” acostumbran dar antidepresivos y tranquilizantes para calmar la ansiedad de una crisis, sin saber que con esto INDUCEN A LA PERSONA A HUIR DE SUS SENTIMIENTOS SIN ENFRENTARLOS Y MANEJARLOS. No saben que LOS SENTIMIENTOS SON EL LENGUAJE DEL ALMA y al reprimirlos apachurramos más y más el brillo de nuestra esencia, de nuestra luz interior hasta el punto de olvidar qué somos, qué queremos, a qué vinimos. Es lógico que de esta manera no podemos ser felices, aunque tengamos todas las mujeres ó todo el dinero del mundo.
Una crisis es la última oportunidad que Dios nos da para enfrentar finalmente aquello que a través de tantas oportunidades hemos evitado. Pero si seguimos evadiendo nuestras oportunidades para aprender lo que venimos a aprender, nuestra vida será solamente una distracción pasajera sin trascendencia alguna, lo cual inevitablemente nos causará soledad, vacío, depresión, alejamiento y crisis.
El problema de Alex no era su mala suerte. Al quejarse de tener mala suerte, Alex no estaba tomando responsabilidad por sus sentimientos. Le estaba dando las riendas de su vida al destino, sin darse cuenta que si él había llegado a este punto, él mismo estaba haciendo algo que había causado precisamente este destino.
Cuando comenzó a aceptarse a sí mismo y a generar más y más valor para ver toda la verdad, se dio cuenta que tratándose de proteger demasiado de las mujeres para no volver a ser lastimado, las alejaba de sí. Realmente no había amado genuinamente a las mujeres de su vida. No las había amado con el corazón abierto, con entrega, con compromiso. Sólo las había amado con sus sentimientos reprimidos debajo de las máscaras de su apariencia; y ellas, una tras otra, repetitivamente, reflejaban este aspecto de su personalidad defendiéndose agresivamente de la insensibilidad de sus máscaras. Ellas tampoco lo habían amado realmente, temiendo abrir su corazón a él. Alex había vivido verdaderamente entre el hielo y la soledad.
Al darse cuenta de esto, notó de qué manera él había creado las circunstancias de su vida y supo que solamente un cambio de enfoque podía transformar su vida. Se dio cuenta que no era víctima del destino. Había sido víctima de su manera de enfrentar la vida a través de las apariencias, huyendo y reprimiendo sus sentimientos. Al escuchar sus verdaderos sentimientos, sintió el amor de su esencia brillando en su máximo esplendor y abundancia. Encontró el brillo de Dios en su interior. Al amarse a sí mismo comenzó a verdaderamente amar a otros; y notó que el hielo que lo rodeaba se derretía. Ahora sí se sentía verdaderamente afortunado, no por tener muchas mujeres, sino por tenerse a sí mismo; y esto se manifestó poco después en su vida. Al integrarse con los verdaderos sentimientos que nacían de su corazón, logró verdaderamente integrarse con una mujer, de corazón a corazón.
Los conflictos con otros representan conflictos internos que no hemos manejado. Nuestras razones para no acercarnos a otros representan partes de nosotros mismos a las que no hemos podido acercarnos. Estos son solamente sentimientos de los cuales nos hemos alejado, dividiendo, por decirlo así, nuestra alma. Nuestra alma no está integrada. No está entera; y por lo tanto, sentimos dolor, tal como si el cuerpo estuviera cortado ó mutilado. Nuestros sentimientos son parte integral de nosotros. Es necesario escucharlos, saber los mensajes que nos quieren dar. De esta manera vamos integrando nuestra personalidad y esto se manifestará en una vida más armónica y feliz donde expresamos el brillo de nuestro corazón y nuestra alma y no solamente apariencias vacías. Esto lo veremos más ampliamente en el capítulo “Como Espejos” A continuación veremos cómo hemos llegado a enfocar las relaciones de pareja como las vemos ahora: